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[jesusmatron]

CAMBIOS SANITARIOS
"En el hospital te sientes un contenedor de bebé"
Cristina Galdo no se recuperó emocionalmente del nacimiento de su primera hija, hasta que no parió al segundo en su domicilio ·· Denuncia un trato frío en el Sergas


Embarazada de Alicia, Cristina Galdo acudió a su primera cita en Atención Primaria. En su cabeza, mil dudas la asediaban. En la consulta, la matrona abortó sus preguntas escabuyéndose detrás de la rutina diaria. Analítica, cita para el ginecólogo y resto de papeleo. Su intuición le decía que algo fallaba, ella no se sentía enferma. "Necesitas tener alguien con quien hablar y que te hablen", explica Cristina, psicóloga de profesión.

En casa intentó buscar una respuesta cibernética a sus inquietudes. Se sentó delante del ordenador y tecleó la palabra parto en Google. El resultado de la consulta la llevó hasta la asociación El Parto es Nuestro, en la que poco después decidió integrarse. "La información que recibimos no es veraz, y las mujeres tienen que poder decidir qué parto quieren", explica. Ella no quería ir al hospital. Buscó una matrona particular, pero no la encontró. Hace dos años y medio no había ninguna que atendiese en Santiago.

La ruleta rusa

El día que se puso de parto, sintió que tendría que jugar a una especie de ruleta rusa. "Hay profesionales en todos los hospitales con los que puedes tener un parto digno y aceptable, pero no sabes si estarán en su turno de trabajo cuando llegas al hospital", asegura. A ella le tocó la bala. "Pedí que no se me hiciera un corte vaginal y me lo llevé de regalo, reclamé que no me rasurasen y no me hicieron caso. Estaba allí en la posición más innatural de este mundo, minada. Ya estás en su poder y no puedes decidir nada", recuerda. Lo peor no fue el dolor. Fue el run run de voces que hablaban de ella, como si no estuviese presente. "El trato es tan frío que te sientes un contenedor de un bebé". Mientras habla, Cristina amamanta a su segundo hijo, Pablo. Hace tres semanas que llegó al mundo, pero esta vez en casa. "A las 24 horas estaba paseando con los dos niños por la calle, en el primer parto me pasé un mes sin salir", explica. Su vida sexual también se resistió. "En seis meses no quería ni oír hablar del tema, y no volví a la normalidad hasta un año después", afirma.

Pero la recuperación más lenta fue la emocional. "No terminó hasta el parto de Pablo. Este parto fue mío y de mi hijo", indica Cristina Galdo. "Llamé a una matrona, que se limitó a observar todo el proceso, está a cierta distancia pero ves que lo tiene controlado, sigue el latido del bebé, lleva un equipo para atender urgencias menores", asegura.
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