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[jesusmatron]

JAVIER GÓMEZ MATRÓN

«Un parto es un momento único y compartirlo es muy especial»
Enfermero por vocación y matrón por azar, ha encontrado su sitio y su ilusión en esta profesión, «rodeado de mujeres»

«Soy enfermero por vocación, aunque no matrona (le gusta nombrar la profesión en femenino) por vocación», confiesa Javier Gómez. Siempre tuvo claro que estudiaría Enfermería y, cuando acabó la carrera, dedicó a esta profesión ocho años de su vida.

«Estaba muy contento con mi trabajo y, a la vez, preparaba mi tesis para el doctorado sobre pacientes oncológicos», explica. Sin embargo, en un determinado momento le cambiaron completamente los planes, ya que un traslado le obligaba a cambiar de área. «Esto suponía que debía abandonar ni tesis, así que me desmoralicé bastante», comenta.

Decidió cambiar de rumbo y se presentó a los exámenes de la especialidad de matrona, que aprobó.

«No lo pensé mucho, pero fue una buena decisión, porque ahora estoy muy a gusto con lo que hago», dice.

Asegura que su trabajo es «muy bonito» y lo que más le gusta es tener la oportunidad de atender a las mujeres en un momento «tan importante para sus vidas», como es ser madres.

«Un parto es un momento único, muy especial, y poder compartirlo y ayudar a que sea la mejor experiencia posible es muy especial», opina.

Aunque es alicantino, realiza las prácticas en el Hospital de Albacete, donde viaja diariamente para poder seguir viviendo con su mujer, también enfermera, en San Vicente.

Pasa su día a día rodeado de mujeres, compañeras y pacientes, con las que dice que se lleva estupendamente. «Estoy muy acostumbrado porque en la Escuela de Enfermería había más mujeres que hombres, y en mi trabajo como enfermero en el Hospital General de Alicante, casualmente, sólo tuve un compañero hombre».

Ahora tiene dos. En su promoción de prácticas de matrona son tres chicos y 12 chicas, una proporción baja, pero bastante elevada para lo que es habitual en la profesión.

Asegura que su entorno ha aceptado muy bien su decisión, «como aceptaron también que fuese enfermero», aunque a veces le gasten bromas sobre su suerte por estar todo el día con féminas.

«Son comentarios graciosos, pero creo que la gente ya no piensa realmente que es raro que un hombre pueda dedicarse a mi profesión», opina.

Para sus pacientes no es más violento que las atienda él en su embarazo que una mujer: «Lo aceptan con naturalidad, las exploraciones son momentos siempre incómodos, independientemente de quién las haga», asegura. Son sus maridos los que, a veces, «se extrañan de que la matrona sea yo».

Lo importante es «hacer que la mujer se sienta lo mejor posible, ser buen profesional», asegura. Considera que ellas tienen derecho a elegir el parto que desean en libertad: «Si quieren un parto natural, en una postura u otra, o con epidural».

Su trabajo es que se sientan cómodas y que no recuerden la experiencia de tener un hijo como algo traumático: «El cómo las trates puede influir en que decidan tener más hijos o no», asegura, por lo que pone hincapié en el «trato humano».[addsig]